En general, ver una película es un ejercicio de coprofagia o de necrofilia. En este caso, no entiendo cómo tragamos, nunca mejor dicho, con la porquería que se produce más allá de los Pirineos. Es esta una tediosa y vulgarísima "versión" de ese otro tostón que es
El padrino, sólo que en vez de Marlon Brando tenemos a un gitano matón y su correspondiente cohorte de chusma varia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario