Mañana, en la sala cinco del cine Avenida, a las doce y media de la mañana y para la prensa, empieza la novena edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla con la proyección de Fin (en la imagen superior). Hay que hacer algunas consideraciones que tendrán réplica una vez concluya el festival.
El cambio respecto a las ediciones anteriores es, casi, abrupto, y tiene su aspecto más evidente, a la espera de calibrar la calidad cinematográfica de las obras expuestas, en la ubicación de las salas de proyección. De la cómoda concentración de Nervión pasamos a la dispersión en tres cines, uno de ellos, Alameda, bastante apartado de Plaza de Armas y Avenida. No sólo se plantea un problema de logística sino además matemático, dado el tamaño de las salas de Avenida y Alameda comparadas con las de Nervión y la afluencia prevista, según las últimas ediciones. Incluso hay películas que se proyectan el mismo día a la misma hora en varias salas, ejemplo perfecto de ubicuidad.
Otra cuestión tiene que ver con el "aire moderno" ("gafapasta", si se quiere) de esta edición. Un vistazo al programa de mano desvela multitud de referencias musicales (se habla hasta de la Velvet, hay que ser antiguo) para describir el argumento de las películas. Un detalle que no cuadra con el sentido del evento.
1 comentario:
Ni te imaginas la envidia que me dás cabrón!!!
Ya me cuentas que a mi también me gustaría ver el corto del hijo pródigo cinematográfico alcalareño. Suerte Julian!!!
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