viernes, 2 de noviembre de 2012

Festival de Cine Europeo de Sevilla


Fin, de Jorge Torregrossa, se plantea como un cuento apocalíptico con voluntad trascendente. El resultado sin embargo apenas hace justicia a la estimulante intención. Es esta una película de esas en las que el guionista es un personaje más, en realidad, el protagonista. Más allá de unos diálogos de rebajas del Carrefour, una puesta en escena mediocre, unos actores acochinados y un "lucepalmito" sin capacidad de vo-ca-li-zar nos encontramos la madre de todas las miserias de esta película: el guión. Nada sucede de forma natural, nada está organizado y expresado conforme a las reglas internas de la historia, las escenas se suceden sin aportar sustancia alguna salvo incongruencias y torpezas y el tedio, el bochorno incluso, entierran en el lodo de la incompetencia un argumento curioso.

Cierro jornada, y visto lo visto diría que es más que suficiente, con Toda la gente de nuestra familia, de Radu Jude, la anécdota conflictiva de un padre divorciado empeñado en llevarse a su hija, custodiada por la madre, a la playa. Rumanos gritando en algún sitio rumano rodeados de cosas rumanas... como para exiliarse en Tanzania.
Mañana está previsto que llueva y además juega el Barça; lo mismo va al festival s.d.m*.

*Su deshonrada madre:  variante igualmente contundente que la expresión original pero finamente elaborada para evitar términos cuyo uso me resulta injustificable y feo dentro de este ámbito de discusión cinematográfica. Fuera también.

2 comentarios:

Marta Comesaña dijo...

Qué grande eres Javi! Y que poquitas ganas de ver estas películas, en "Fin".... Eso sí, el fotograma de la segunda me mola muuchísmo! Es todo tan rancio y bañado de un toque, no sé, ¿kitsch?

la cabeza en la puerta dijo...

Tan kitsch como que es rumana, ¿hay algo más rancio que eso?