jueves, 8 de noviembre de 2012

Festival de Cine Europeo de Sevilla

Se hace triste que sea una película argentina la que aporte algo de interés cinematográfico a un festival de cine europeo. Puede que el nuevo director gafapastas del evento ha tenido en cuenta las leyes del fútbol y ha considerado que los argentinos, en tanto que descendientes de europeos, pueden jugar en nuestra liga por su doble nacionalidad (ruidoso oxímoron)... o que la producción sea holandesa, que también es posible. En cualquier caso Leones, de Jazmín López, sin ser esa pieza deslumbrante que uno espera como agua de mayo, trae algo de sustancia de la que nutrirse. La edad hará ver a Jazmín que los colorines de los títulos de crédito no son más que un capricho insignificante o que la referencia a Sonic youth nunca haya tenido la penetración o importancia que se le supone siquiera dentro del círculo de los iniciados en músicas "modernas". Película críptica más por confusa o indecisa que por voluntad de la guionista y más propia del formato corto, deja cierto gusto y entusiasmo. 
 
Molde, de Ali Aydin, es un tostón turco que no debería proyectarse no ya en un festival de cine europeo sino ni siquiera en la propia Turquía.

Cierro una jornada menos catastrófica de lo normal con una historieta de desempleo e inmigración, Comer, dormir, morir, de Gabriela Pilcher, que siendo de esas películas que podrían durar tanto como la vida de la protagonista, al menos aporta algo de lo que el programa de este festival carece: sentido del humor, señor gafapastas, que no todo va a ser pedantes "auteurs" contando estupideces de gente que se mira horas y horas con cara de estreñido.

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