martes, 1 de enero de 2013

El gigantesco hombre metálico, de Lee Kirk

Sin tener en cuenta alguna licencia que se toma el guionista, en efecto nada grave, he aquí una historia que se sigue con agrado, entusiasmo en algún momento y hasta emoción cuando llega, más tarde de lo que uno cree (así de brillante es la estructura del relato), la escena arriba ilustrada (una delicia). Cierto es que uno tiene inclinación por la Fischer, pero resulta que la construcción de los personajes y el guión son imponentes.

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