Agradable comedia, sencilla en apariencia, sin mayor ambición que la de convertir la creación cinematográfica en el registro de la experiencia humana y la construcción de sus relaciones. Contiene, además, para mi regocijo personal (por cuanto significa en el sentido de humillar y vituperar, cuanto sea posible, el infame oficio de falsificador), la siguiente escena:
Publico aún una escena más dedicada con todo el desprecio que mis intestinos son capaces de producir a aquellos pobres imbéciles que prefieren el cine doblado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario